sábado, 25 de julio de 2015

La Universidad, en el ojo crítico de Klimovsky

Publicado en lanacion.com el 15 de junio de 1998

CORDOBA.- Los 80 años que hoy se celebran de la reforma universitaria iniciada en 1918 tienen un testigo privilegiado, que compartió 57 de esos 80 y que aún sigue transitando aulas y dictando clases: Gregorio Klimovsky.

Gregorio Klimovsky destacó los logros de la Reforma de 1918. Foto: Osvaldo Ruiz

"Dediqué prácticamente toda mi vida a la universidad, excepto durante las dos últimas dictaduras militares. Pero, en esos períodos, igual ejercía una especie de universidad de catacumbas, enseñando por fuera de las instituciones", comentó a La Nación el profesor emérito de la UBA, que tiene 75 años.

Junto con otros invitados, el epistemólogo se acercó a esta ciudad para sumarse al homenaje que la Federación Universitaria Argentina tributó a los principios reformistas nacidos en Córdoba.

Con su prolongada trayectoria en la educación superior, Klimovsky miró los conocimientos desde el pupitre y también desde el pizarrón y el laboratorio. Pero algunos de sus mejores recuerdos se los llevan las viejas luchas estudiantiles que protagonizó: "Yo también fui un reformista y luché por mejorar el nivel académico de la universidad" .

Acerca de la reforma del ´18, el ex decano de Ciencias Exactas y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA cree que fue "una gran apertura de conciencia para un sistema universitario muy cerrado en lo académico y en lo ideológico". Representó logros como la autonomía de las casas de estudios, el pluralismo de los contenidos y el cogobierno de las facultades.

UN NIVEL LEJANO

Pero no todo es pasado para Klimovsky. Hay mucho presente y un ojo crítico y atento al actual mundo académico.

-¿Cómo está la educación superior argentina?

-Tenemos una buena universidad, aunque estamos lejos no sólo de un nivel óptimo, sino de un nivel apenas satisfactorio. No obstante, frente a muchas facultades privadas, que sólo esconden un negocio cínico para impartir un conocimiento superficial y cobrar aranceles, la universidad pública es uno de los ámbitos más interesantes de la Argentina.

-¿Qué dificultades hay?

-El principal problema es que, al no haber un presupuesto suficiente o bien administrado, nuestras bibliotecas son incompletas, la capacidad de documentación es pobre y faltan equipos de investigación, laboratorios y publicaciones.

-¿Qué tipo de egresados debe formar la universidad?

-El alumno tiene que egresar sabiendo con qué tipo de sociedad se va a encontrar y habiendo desarrollado una actitud crítica, tanto desde una perspectiva científica como política. La universidad tiene la obligación de ser un órgano de estudio y de denuncia de los problemas nacionales pero, nos guste o no, siempre existe una estructura productiva y el estudiante debe aprender a subsistir, a trabajar y a ser útil en esa realidad. Por eso, no creo que haya una disyuntiva entre educar para la crítica o para el mercado. Los alumnos deben recibir una educación superior completa.

-¿Son buenos los planes de estudios que acortan las carreras y desarrollan los posgrados?

-Aunque comprendo que esta nueva tendencia busca apurar la inserción laboral, la formación de profesionales en una época tan competitiva y de cambios tecnológicos tan rápidos requiere un conocimiento muy detallado de las ciencias básicas para poder afrontar lo inesperado. Y en cuatro años sólo pueden enseñarse algunas cosas muy superficiales y estereotipadas. Si comienzan a otorgarse ese tipo de títulos de grado, los profesionales estarán en ínfimas condiciones para enfrentar al mundo contemporáneo. Los problemas aparecerán en cuestiones prácticas de adaptabilidad a nuevas situaciones y técnicas.

-¿Cuál es la importancia de la educación continua?

-La prolongación de la formación superior después del título de grado es fundamental en la actualidad. En algunos Estados de los Estados Unidos, por ejemplo, los médicos y los ingenieros deben rendir un examen cada dos años para demostrar que sus conocimientos están actualizados. Con las constantes innovaciones tecnológicas, no se puede ser un buen profesional si no se está al día. En este sentido, también en los Estados Unidos hay legislación muy interesante sobre la mala práctica en medicina. Si un médico aplica una terapia adecuada, pero existe otra de igual efectividad aunque más breve, está cometiendo un delito.

-¿El ingreso en la universidad debe ser libre o restringido?

-Si la educación fuera continua y los jóvenes tuvieran una buena escuela primaria y una buena secundaria, y hubiese un planeamiento curricular adecuado, todos ingresarían naturalmente en la universidad. Pero en la Argentina la enseñanza media es pésima. Entonces, fracasaría la mayoría de esos alumnos. Las estadísticas señalan que hacia el tercer año de las carreras el 60% de los estudiantes deserta y esto es un gasto para la sociedad, para las familias, y además es muy frustrante para esos jóvenes. Por eso, es necesario cubrir, mediante un curso o un examen, el hiato entre la secundaria y la educación superior.

Javier Lorca (Enviado especial)

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